Llevaba tiempo buscándolo, Majanicho es quizás uno de los lugares con más encanto de los que he estado en muchos sitios. Es ese lugar al que cualquiera de nosotros, al visitarlo, nos saldría a gritos… -“Aquí me retiraría yo…”, bueno yo lo dije, casi gritando, aunque me contuve, no quería perturbar la tranquilidad del lugar.
Y es que claro, este lugar se encuentra en el norte de Fuerteventura, a unos 30 minutos conduciendo por la carretera vieja desde Corralejo.
Aquí apenas hay turismo, no hay farolas ni asfalto, no hay hamacas ni cremas solares, ni siquiera tiendas que vendan balones, ni colchonetas de playa. Aquí lo único que hay es paz, está alejado de todo y podría ser una de las mejores playas de fuerteventura.
Hoy escribo estas palabras con la mirada perdida, no se, ni si quiera a donde mirar, todo me parece abrumador.
Estoy sentado en el borde de esta pequeña cala. Delante de mí me encuentro una pequeña playa, con la arena llena de pequeñas conchas, el agua es clara, lo es tanto que soy capaz de ver cualquier detalle a través de ella, los peces se mueven a sus anchas, casi como mi propia imaginación; me veo sentado en un banco de madera gastado por el salitre, cerca de una de esas puertas azules gastadas del mismo modo.
Las campanas de la Ermita de Nuestra Señora del Pino anuncian las doce, mientras, algunas gaviotas vuelan y se lanzan a por su almuerzo en estas tranquilas aguas, diría que hacen trampa ya que el agua es tan clara que tienen su objetivo demasiado fácil.
Así parece que es la vida aquí, tranquila y sin preocupaciones, o eso parece. Los minutos juegan a parecer horas, todo pasa muy lento. Es el gran premio. Ver la vida pasar.
Vuelvo a la realidad, sigo sentado en esta orilla, veo pocas casas, las suficientes diría yo. En Majanicho aún se guardan las barcas en sus puertas, sigue manteniendo el encanto de lo que fue el típico pueblo de pescadores 20 años atrás. Ojalá nada cambie y dentro de 30 años todo siga en su mismo lugar.
Si quieres descubrir Majanicho, puedes llegar tanto desde el Cotillo, como desde Corralejo siguiendo la carretera de tierra que recorre el norte de Fuerteventura.
No pido más, sólo pertenecer algún día, a este lugar.
Y a ti, ¿Te gustaría pertenecer a este lugar?
Artículo escrito para la revista de Canaryfly